Lo explica en El País la nutricionista del Instituto Centta+, Laura Llorente: «…comerán golosinas en exceso cuando tengan acceso a ellas, como en los cumpleaños, o lo harán a escondidas» y añade que por el contrario: «Cuando los niños tienen acceso a las golosinas en casa de manera controlada desarrollan una mejor capacidad para comerlas de acuerdo a las señales internas que tengan de hambre y saciedad».
Respecto a la frecuencia con la que nuestros hijos deben comer chuches la experta explica que son ellos mismos los que lo establecen: «Si pide muchas golosinas, muestra mucho interés por ellas y se detecta que las come en secreto, significa que tiene excesiva privación de estos alimentos y necesita que estén más presentes y accesibles en casa», recomienda.
El profesor asociado de Pediatría en la Universidad Complutense de Madrid, Iván Carabaño, señala como problemas de un consumo excesivo de chucherías y de azúcares la caries, además del sobrepeso y la obesidad en el caso del consumo excesivo de azúcares libres presentes en los alimentos procesados con azúcar y en los zumos naturales con azúcar. A más a largo plazo habla incluso de problemas cardiovasculares, hipertensión y alteraciones metabólicas, como el exceso de triglicéridos.