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Igor Basurko, de Gran Hermano 14, se enfrenta de nuevo a un proceso judicial

Hace unos meses fue absuelto de un supuesto delito de estafa continuada

Ana Más
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Igor Basurko
El empresario Gonzalo Montoya, la influencer Susana Molina, la actriz y colaboradora de televisión Desirée Rodríguez y el exdeportista Igor Basurko, fueron algunos de los participantes en la edición número 14 de Gran Hermano, por otra parte una de las más polémicas.

Y precisamente este último, Igor Basurko, fue uno de los concursantes que más llamó la atención en la misma, consiguiendo además entrar en la repesca a pesar de tener a la audiencia en contra, logrando finalmente un merecido segundo puesto, explican desde La Vanguardia.

Hace unos días el vasco volvía a estar de actualidad cuando salió a la luz que la Fiscalía pedía cinco años de prisión para él, por un delito de estafa continuada. Sin embargo a finales del mes de marzo, El Español publicaba en exclusiva que la Audiencia de Guipuzkoa le había absuelto y quedaba libre de cargos.

Igor Basurko se enfrenta a un delito de estafa

En su día el jugador de hockey también habló de su adicción al juego y de los disgustos que esta le había causado, aunque reconocía haber cambiado de compañías y estar absolutamente centrado en su hijo. Sin embargo ahora tendrá que volver a ser juzgado por «vender presuntamente en un establecimiento de segunda mano un vehículo para personas con discapacidad del que se habría apropiado indebidamente junto a un segundo implicado», explican desde el mismo medio.

Desde EFE informan que los hechos ocurrieron el 8 de agosto de 2022, cuando Igor y su socio «puestos de común acuerdo y guiados por la finalidad de obtener un beneficio patrimonial ilícito» acudieron al domicilio de San Sebastián en el que este último convivía con su expareja y donde «presuntamente se apoderaron de una motocicleta adaptada para personas con discapacidad, valorada en 650 euros, aprovechando que la mujer estaba fuera de la vivienda».

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Un vehículo que poco después vendieron por 281,23 euros en un establecimiento de compraventa de artículos de segunda mano, ocultando su procedencia ilícita y dónde el uno de septiembre la recuperaron agentes de la Ertzaintza que la devolvieron a su propietario.

Se enfrentan por ello a un delito de estafa agravada en concurso medial con un delito de hurto que podría costarle hasta cuatro años de prisión y una multa de hasta 1620 euros.

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