La hora perfecta para echarte desodorante y que su efecto dure todo el día

Comparte:

Si a pesar de tener una higiene exquisita y aplicarte desodorante todos los días, las manchas amarillas y el mal olor siguen instalados en tus axilas, cambiar la hora a la que te aplicas el desodorante puede ser clave.

La mayoría utilizamos el desodorante por la mañana después de ducharnos, sin embargo, esta no es la mejor hora para hacerlo. Mucho mejor si lo haces por la noche, algo que mejora su eficacia en un 30%. Aunque esta regla solo sirve para aquellos que utilizan antitranspirantes, según explican desde la Academia Americana de Dermatología. Es decir, si el desodorante que usas solo bloquea el olor y no el sudor, da igual la hora a la que te lo apliques.

La razón es que durante el sueño, nuestro cuerpo está menos activo y eso a su vez «permite que los compuestos a base de aluminio formen tapones de gel en las glándulas sudoríparas sin la interferencia de la sudoración diurna«, explican desde El Economista. Y es que «durante el sueño, nuestra actividad metabólica es prácticamente nula y sudamos mucho menos. Si aplicamos en este momento el antitranspirante, teniendo la piel mucho más seca, este se mantendrá y podrá llegar a tener un efecto de 24 o incluso 48 h«, explican desde driosec.com.

El desodorante es mucho menos eficaz tras una ducha o con la piel húmeda

Sin embargo, si aplicamos el antitranspirante tras una ducha, sobre piel húmeda o a lo largo del día este no será tan efectivo, «ya que después de una ducha a temperatura media o alta, nuestro cuerpo puede sudar para termorregularse, por lo que el antitranspirante no puede adherirse a la piel y pierde efecto», matizan.

Y si eres de los que se duchan por la mañana, no te preocupes, la ducha no eliminará el antitranspirante que se aplicó la noche anterior, porque ya «el efecto de los ingredientes suele permanecer activo durante unas 24 horas«, incluso aunque nos duchemos.

Ellen Marmur, dermatóloga de Dove explica que lo mejor es aplicarlo después de secarnos las axilas con una toalla, asegurándonos así de que la piel está limpia y seca. Un simple gesto que evitará las manchas de sudor y nos mantendrá libre de olor durante más tiempo.