Para entender esto, hay que hablar de la NIC, es decir, la inestabilidad cromosómica, que se traduce en la segregación incorrecta de cromosomas —que se asocia con un mal pronóstico y resistencia a la quimio—, como explica el Centro Nacional para la Información Biotecnológica (NCBI, por sus siglas en inglés).
La NIC, a su vez, conduce a la formación de micronúcleos, cuerpos extranucleares anormales que se encuentran ampliamente en las células cancerosas.
Es este «caos celular» lo que provoca una serie de errores a la hora de segregar cromosomas cuando se da la división celular, lo que fomenta la producción de las células tumorales.
«Descubrimos que el receptor autofágico p62/SQSTM1 modula la estabilidad micronuclear, influyendo en la fragmentación y los reordenamientos cromosómicos», señalan en el estudio coordinado por el profesor Stefano Santaguida del Instituto Europeo de Oncología.
De manera que, según este informe, al proteína p62 actúa como un regulador de los micronúcleos y puede servir como un marcador que pronostique los tumores con CIN alto.
Como señalan los investigadores en el estudio, los niveles elevados de p62 se asocian con un aumento de los «reordenamientos cromosómicos» en las células del cáncer y en los tumores de alta inestabilidad cromosómica, lo que señala a esta proteína como un posible marcador pronóstico para dichos tumores.