Pero además de los preparativos que supone casarse: invitados, lista de bodas, banquete, vestido de la novia, traje del novio, peluquería, maquillaje, fotógrafo y luna de miel como poco, la boda supone una responsabilidad a nivel fiscal que a menudo olvidamos o queda en un segundo plano.
Desde 20Minutos aluden a los expertos de TaxDown que de lo primero que nombran en este sentido son los regalos que reciben los novios, algo que Hacienda considera «una adquisición a título gratuito, es decir, como si fuesen una donación«, explican y añaden que por ello tienen que tributar el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, que varía dependiendo del patrimonio de los novios y de la comunidad en la que se encuentren.
Sobre los regalos en efectivo los expertos de TaxDown explican que «existe un umbral a partir del cual las entidades bancarias tienen la obligación de informar a la Agencia Tributaria sobre los ingresos en efectivo superiores a 3.000 euros o el ingreso de billetes de 500 euros» y añaden que la mejor forma de recoger esos regalos en efectivo es mediante transferencia o bizum, ya que «en caso de una inspección de la Agencia Tributaria, queda constancia de que no se trata de un movimiento irregular».
Y es que, «Si no se declaran ante Hacienda los regalos de boda, ésta podría considerar que se trata de una ganancia patrimonial no justificada, pudiendo efectuar el requerimiento en cualquier momento, posterior a la celebración de la boda, (hasta por un plazo de 4 años) solicitando información sobre la procedencia del dinero que fue ingresado el día correspondiente a la celebración«, explican desde administrativando.es.
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