Pedro García Aguado describe como ‘experiencia traumática’ su paso por Supervivientes

Ha sido el ganador de esta edición del reality

Ana Más

Pedro García Aguado acaba de ganar la última edición de Supervivientes, alzándose con el premio de 200.000 euros, tras tres meses de duro concurso, algo de lo que está muy orgulloso y contento pero que ha calificado como una ‘experiencia traumática’.

Lo ha explicado en la sección la Contertulia, del programa de radio ‘Es la mañana de Fin de Semana’, de Es Radio, dónde ha contado que hubo varios momentos en los que pensó incluso en abandonar el programa.

Aunque describió la experiencia como ‘traumática’, reconoció que con el tiempo acabó cogiéndole ‘el gustillo’: «qué hago aquí con 55 años pasando hambre, con debilidad, con estos jóvenes saltando y cogiendo cocos. No sabía ni pescar, estaba desubicado pero luego la cosa fue a mejor», contaba. Y añadía que él mismo fue su peor enemigo al no valorarse lo suficiente.

Pedro García Aguado se sincera sobre el concurso

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Pedro Aguado (@pedrogaguado)


Desde Lecturas explican que entre las experiencias que el ganador de la edición de este año de Supervivientes recuerda como peores, está su llegada a Playa Condena, algo que pensó que no iba a superar: «Nos llevaron a una playa que era una cárcel de máxima seguridad. Era una playa de 23 metros de largo y yo pensaba ‘a quien se le ocurren estas maldades’. Tenían que irte cambiando para que te fueras adaptando, para que no te acomodaras. Y yo pensé que no superaba esto«.

El ex deportista habló también de los compañeros que han sido sus grandes apoyos en la isla, entre llos Aurah Rodríguez, Rubén Torres, Kiko Jiménez, Javier Hungría, Mario y Blanca Manchón. Y reconoció que las últimas semanas fueron algo más llevaderas, ya que les llevaron a ‘Cayo Paloma‘, una playa mucho mejor, una maravilla de playa, explicaba y añadía que el reality tiene lugar «en las peores playas que puedas imaginarte«.

También se refirió a los brotes de «ese Pedro monstruito que tenía que estar muy acallado«, que hacía cosas que no le gustaban, desde la rabia, pero reconoció que no todo ha sido malo, explicando que la capacidad de adaptación ha sido para él lo mejor: «En las situaciones adversas me movía como pez en el agua».