Un proyecto en el que todos los detalles se han cuidado a la perfección, desde los formatos físicos que se ponen a la venta, entre los que se incluye una caja única diseñada a mano, hasta los vídeos que acompañan a todas y cada una de las diez canciones, entre las que no se incluye ningún dueto, tal y como refleja la etiqueta que contiene la portada al estilo ‘Parental advisory’.
La apertura del disco viene de la mano de la canción con la que comparte título, un grito que nos empuja a aprovechar cada momento que la vida nos ponga por delante, escrita entre Dani Martín y Paco Salazar. Una apertura que nos deja intuir la tónica general que podremos escuchar a lo largo del álbum, en el que destaca la riqueza de los ritmos y las melodías que recuerdan al estilo más rockero del artista en la gran mayoría de temas.
La segunda canción del repertorio del disco es ‘Me vuelves puto loco’, una canción que puede llegar a recordar a etapas artísticas anteriores de Dani, en el que la batería es el instrumento principal, que acompaña la voz del artista para dedicarle una canción a una chica misteriosa que, en sus propias palabras, se parece a Rosalía y con la que coquetea a través de redes sociales.
‘Novedades viernes’ toma el relevo, para hacer una crítica bañada de humor al actual consumo de música, cada vez más destinado a la inmediatez de las canciones en lugar de a la riqueza en la producción de las mismas. Un mensaje más que necesario en los tiempos que corren y que Dani ha sabido expresar a la perfección.
En cuarto lugar podemos encontrar uno de los temas más lentos del álbum, ‘Carpe Diem’, en el que la voz del artista brilla, si cabe, aún más. La batería sigue predominando, pero con un tempo bastante más pausado, que marca el ritmo de una letra que le canta al desamor, aunque reconociendo la culpa que ha tenido a lo largo del capítulo vivido.
‘Perla perlita’ es la contestación, perfecta y elegante, a los mensajes que el cantante ha ido recibiendo en los últimos meses, a los que el artista responde dedicando ‘salud’ y ‘una copa de vino en la frente’. A lo largo de la composición, Dani Martín no ha tenido problema de abrir todos los cajones, terminando el tema con una base aflamencada en la que los silbidos y las palmas se convierten en el elemento principal.
‘Burning man’ altera de nuevo el ritmo de la escucha completa del álbum, con una crítica a la sociedad actual que se pierde detrás de las pantallas y de los recuentos de ‘me gusta’. Es un tema de los que caracteriza al cantante, en el que examina la superfluidad de la vida de muchas personas, que solo se preocupan por «la fiesta donde la mierda llegará al final». Todo ello amenizado con un coro de niños que podría formar parte de cualquier espectáculo circense.
La recta final del álbum la encara ‘Frank’, una canción en la que el único instrumento que acompaña a Dani es el piano, para amenizar una balada en la que habla del peligro que tiene la velocidad en las relaciones personales, que puede llegar a arruinar los planes más deseados, que en el caso de este tema es ir a ver al gran Frank Sinatra, quien da nombre a la canción. Un mensaje perfectamente envuelto en una canción que te hará reflexionar desde sus primeros acordes.
En ‘Surfista’ relata la historia de una chica con la que se empieza a mensajear pero que acaba fugada a Jávea con un surfista a causa del miedo del artista. Una narrativa plagada del humor característico del autor que querrás cantar a todo volumen en cualquiera de tus trayectos en coche.
‘Silencio’ es el broche de oro a un álbum magistral, y a su vez es el tema más largo de todo el álbum, y a su vez es el que más referencia a su portada, ya que habla del «grito en silencio que se escucha a lo lejos». Su producción musical es perfecta y deja una sensación más que satisfactoria cuando se completa la escucha completa del disco, que consigue dejar al oyente con ganas de más.
‘El último dia de nuestras vidas’ se convierte en uno de los trabajos discográficos más íntimos y perfeccionistas del artista, pero por íntimo no hablo de lento, sino de sincero, ya que se ha permitido hablar de todos los aspectos que han pasado por su mente a lo largo del tiempo en el que ha estado trabajando en el disco, haciendo una mezcolanza excelente con todo tipo de ritmos.
En palabras del propio artista, «Este disco es un grito, como refleja la portada: un grito de la música que sale de mis entrañas, de las frases que forman parte de mi verdad, de mi necesidad de vivir el presente real cada vez más a fuego. Es un aullido para que los lobos vuelvan a su raíz, un grito a lo flautista de Hamelín para que las guitarras rujan en los garajes y los bolígrafos vuelvan a atreverse a hablar de sentimientos. Es una obra que contiene el quejido; el canto al amor, al desamor, al desequilibrio y la búsqueda visceral de no ir a lo obvio. Arte de la calle, chulería, madrileñismo y mucho sentido del humor«.
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