Pero como todo en la vida, esto tiene su parte buena y su parte mala. Ya sabemos que los tintes pueden dañar el cabello, pero hay algunos que lo hacen más que otros. En este sentido, debemos diferenciar los cuatro tipos de tintes que existen: los temporales, los semipermanentes, los demipermanentes y los permanentes. La principal diferencia entre todos ellos radica en la duración que tienen sus efectos sobre nuestro cabello. Para ello, cada uno cuenta con una serie de características y componentes, que actuán de distintos modos, causando así varios tipos de secuelas en nuestro pelo.
El caso más particular es el de los permanentes, ya que estos son los más agresivos por ser los más duraderos en el tiempo y resistentes a la exposición. El dermatólogo y tricólogo del Grupo Español Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet), de la Academia Española de Dermatología y Venereología, Pablo Fernández Crehuet indica que estos tintes «penetran en la médula del pelo y duran hasta que el pelo se sustituye», por lo que deja claro que estos causan daños en el cabello que no se reparan hasta que aparece el pelo nuevo.
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