No hay programa y edición de MasterChef sin polémica. Estas se han convertido en uno de los ingredientes del éxito del programa de Shine Iberia, algo que sus creadores aprovecharían y, según algunos concursantes que han pasado por sus cocinas, alentarían para conseguir sus objetivos. Así lo ha desvelado Pablo Pérez, quien participó en la tercera edición del programa, y cuyas palabras toman un matiz especial después de la polémica vivida recientemente con el abandono de Tamara.
Esta decidía abandonar voluntariamente el programa en una necesidad de cuidar su salud mental, y la reacción de Jordi Cruz ante esta decisión dejó mucho que desear para muchos espectadores, que no dudaron en criticar su dureza y las valoraciones que en numerosas ocasiones reciben los aspirantes del chef catalán. En una entrevista para El País, Pablo Pérez recordaba el que, para él, fue el momento de inflexión en el que el programa dejó de ser un formato blanco y amable: aquel viral «león come gamba» que preparó el concursante Alberto y que es uno de los platos más recordados.
El concursante recibió duras críticas por su plato, además de un sinfín de mofas y comentarios a través de las redes sociales. «Cuando terminó de grabarse el programa, los 14 concursantes que quedábamos estábamos muy afectados, llorando por todo lo que había sucedido en plató. Y eso que en pantalla no se vio ni la cuarta parte de lo que pasó. Nos metieron en el cuarto donde hacemos los descansos y, en medio de ese silencio sepulcral, una de las jefas (que no es Macarena Rey) nos dijo, sonriendo y aplaudiendo: ‘¡Vaya programa nos habéis regalado!’. Hay que tener cero empatía para decir algo así«, recuerda Pablo Pérez.
Una compañera de edición de Pablo, que prefiere no desvelar su identidad, no solo recuerda lo duro de este momento, sino también otros aspectos que ‘desmantelan’ a la dirección del programa. «Desde el programa niegan lo innegable. Llegabas a escuchar cómo decían por el pinganillo a los jueces a qué concursante tenían que expulsar, pero ellos te seguían diciendo que no era así. Piensas que te van a cuidar y terminas sintiéndote como una mierda, con todo el mundo hablándote mal«, confiesa esta.
Pérez señalaba la dureza de los jueces con Alberto y sale en su defensa: «Todos fuimos conscientes de la provocación a la que había sido sometido. La inquina con la que lo trataron no tiene nombre, por la forma en la que se metieron con su plato. Conozco personalmente a los miembros del jurado y lo suyo es un papel«, apunta el exconcursante.
Este ya ha defendido públicamente en otras ocasiones a otros concursantes polémicos, como Saray (quien presentó ante los jueces el plato ‘Pájaro muerto en lo alto de un plato’) o Luca. Al parecer, estos no se presentaron al concurso ni pasaron por el habitual proceso de casting, sino que recibieron una invitación de su equipo de casting para participar en el concurso. Lo mismo ocurrió con Tamara, quien recientemente abandonaba voluntariamente, que también recibió una invitación para hacer las pruebas de selección.
La compañera de edición de Pablo Pérez reconoce que, hablando con recientes aspirantes, ha podido saber que en dichas pruebas no se tiene tan en cuenta el nivel de cocina de las personas como otros aspectos: «Personas que han hecho el casting este año me cuentan que ya no te hacen pruebas gastronómicas como nos pasaba a nosotros, sino pruebas de cámara y que les cuentes tu vida, aunque no sepas cocinar. La diferencia de lo que busca ahora el programa es muy clara«.
Estos no son los primeros en criticar el rumbo que ha tomado el programa en los últimos años o la supuesta manipulación de los jueces para originar polémicas. Sonadas fueron las declaraciones de Patricia Conde tras su paso por MasterChef Celebrity, que no solo apuntó al programa de manipular algunos electrodomésticos para desfavorecer a algunas personas sino también del consumo de drogas entre sus compañeros de cocina.
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