El culpable de la desaparición del dinero fue el promotor Vicenç Griera, de la empresa VGM. Griera abandonó el recinto horas antes del inicio del concierto, aparentemente para buscar el dinero que faltaba por pagar a la banda, una suma que había acordado entregar en efectivo. De forma inesperada, Griera se fue caminando solo, dejando atrás su coche y a un familiar en el estadio.
Griera nunca regresó y una parte del dinero desapareció con él. «Era un promotor externo, de Barcelona, nos pidió los permisos oportunos e hizo la promoción. Todo iba bien hasta que antes de comenzar el concierto el representante nos dice que habían cobrado sólo una parte, y que no localizaban al promotor», explicó el concejal de cultura, Xavier Filella.
Los representantes del grupo se comunicaron con el Ayuntamiento de Reus para solicitar que se les pagara el dinero adeudado a través de las arcas municipales. No obstante, esta solicitud fue rechazada, ya que el consistorio no estaba implicado en la organización del evento, sólo había facilitado las instalaciones.
Finalmente, tras horas de incertidumbre, Estopa subió al escenario y sus fans pudieron disfrutar de lo que se convertiría en uno de los conciertos más recordados de ese verano. Pese a la actuación, el manager del dúo y el Ayuntamiento alcanzaron un acuerdo que no incluía el pago del contrato original entre Estopa y el promotor. En ese entonces, se especulaba que Griera se había llevado más de 40.000 euros. Días después, Griera reapareció afirmando «temer por su vida», alegando ser víctima de un «sabotaje» y que «solo» había tomado 3.000 euros.
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