El mercado de la belleza y el cuidado personal es cada vez más amplio, a la vez que la concienciación sobre la atención a nuestro cuerpo en general, también crece. En este campo se incluye la famosa ‘skincare’ y la gran variedad de productos para todo tipo de personas con características diferentes. Aunque vayas a tu tienda de confianza y tengas muchas cremas y limpiadores donde elegir, ten cuidado porque una correcta limpieza facial es más tediosa de lo que crees.
Pese a que las redes sociales se inunden de consejeros y tu sigas sus pasos confiando ciegamente en lo que dicen, nunca te olvides de consultar con un especialista si realmente quieres conseguir buenos resultados en tu piel. Esto no solo se trata de limpiar la cara de suciedad o maquillaje, sino también de prevenir problemas cutáneos como acné u obstrucción de poros.
Y es que, precisamente por seguir consejos de cualquiera en redes sociales, a veces cometemos errores en nuestra rutina. En este sentido, la doctora Rosa del Río, dermatóloga responsable de la Unidad de Estética Facial de Grupo Pedro Jaén explica cuáles son algunas de las cosas que hacemos mal.
La limpieza ideal se basa en hacerla dos veces cada día: una por la mañana y otra por la noche. «La primera para retirar sebo y restos de los cosméticos que nos hayamos aplicado la noche anterior y la segunda para retirar residuos que se acumulan en la piel a lo largo del día (polvo, sudor, cremas…). Ambas favorecen la penetración de los productos que apliquemos después», explica la experta.
Como hemos dicho, el mercado está lleno de productos de belleza, pero no hay que abusar de lo que no se necesita. De hecho, la doctora dice que para mantener una piel sana y bonita no hace falta tanto, sino que apuesta por el minimalismo estético. Asimismo, aboga por productos más específicos: «Los jabones de manos o el gel de baño son demasiado agresivos para la piel de la cara». En este sentido, también habla de la exfoliación excesiba. Aunque la limpieza sea diaria, la exfoliación solo debe hacerse entre dos y cuatro veces por semana.
Y algo muy importante, sobre todo en invierno, es que no debes utilizar agua caliente: «El agua demasiado caliente reseca la piel y daña la barrera cutánea y es especialmente agresiva en caso de tener acné, rosácea, atopia o piel sensible», por lo que se recomienda el uso de agua tibia. Además, el uso del agua micelar es cuestionado. Resulta que esta contiene activos limpiadores que dejan cierto residuo, por lo que debe ser retirado después de usarlo.
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