En un momento determinado de la conversión, Sonsoles Ónega interrumpía el programa al exclamar: «Uy, que casi vuelco. Madre mía…«. «Ya empezamos… Ha llegado la hora, ya ha llegado la hora y vamos…«, bromeaba Tamara Gorro, en referencia a que a determinada hora del programa cualquier cosa puede pasar en Y ahora Sonsoles. «No me digas que me ha llegado la hora«, le respondía Ónega.
Entonces, Gorro aclaraba: «Que ha llegado la hora, no que te ha llegado la hora». Porque la periodista había interpretado de manera errónea que se refería a su muerte. «A ver si me voy a morir aquí en directo, bueno, sería una muerte muy épica y recordada«, afirmaba Sonsoles tirando de humor negro.
Mientras los demás colaboradores se sorprendían por lo surrealista de la situación, la presentadora compartía su último deseo y se lo comunicaba al nuevo director del programa, Javier Silvestre. «No cortéis, ¿eh? Javi, no cortas, si me da un achucho, no cortes», pedía. «Si me muero en directo, tú sigue y mañana hacéis un datazo y ahí lo lleváis, todo genial«, concluía Ónega.
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