Silvia Tortosa

El revés en el testamento de Silvia Tortosa al enterarse de la infidelidad de su marido, Carlos Cánovas

La actriz jugó su última carta antes de morir

Estela Alba Hoyos

El pasado 23 de marzo, en plena Semana Santa, el mundo de la interpretación sufría una gran pérdida: Silvia Tortosa dejaba este mundo a los 77 años tras una repentina muerte. La actriz, considerada una de las musas del destape y de la Transición, fallecía tras luchar en la más estricta intimidad durante varios años contra un cáncer de mamá que, a priori, había superado con éxito.

Horas más tarde de hacerse eco el mundo de la comunicación de su fallecimiento, era su marido, Carlos Cánovas, quien se pronunciaba. Roto de dolor,  su pareja explicaba que todo había sido «inesperado» y que los últimos años habían sido un verdadero infierno. Así pues, Cánovas daba las causas de su muerte: un nuevo cáncer que había desarrollado sin ella saberlo y que su círculo más cercano había decidido ocultárselo dada su delicada situación.

Silvia Tortosa jugó su última carta antes de morir

Un cáncer de hígado fue el responsable de que Silvia Tortosa abandonara este mundo antes de hora. No obstante, su delicado estado de salud no le impidió estar atenta a todo lo que pasaba a su alrededor. 

Tras su repentina muerte, el foco se ha puesto en su testamento. Así, ha sido la revista Lecturas quien ha desvelado en exclusiva que hay una persona menos que forma parte de su herencia: su exmarido, Carlos Cánovas, por una infidelidad.

 

«Silvia supo que Carlos le era infiel ocho meses antes de fallecer y en ese momento cambia el testamento», explicaba dicha revista, desvelando así que Cánovas le estaba siendo infiel con la actriz Marina Lozano.

Según apuntan, la intérprete estuvo sospechando durante algún tiempo y finalmente lo descubrió: «Consigue unas pruebas y se las pone delante, él admite que sí y ella le da un mes para abandonar la casa, la razón es que en esa casa también vivía la madre de Carlos». Sin duda, un motivo más que obvio que hizo que Silvia pusiera los puntos sobre las íes:» Estaba herida y dolida con Carlos. No creo que le deje todas las propiedades a él. Ella no era tonta y decía que sabía muy bien que quería hacer con su herencia».

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