El 7 de noviembre de 2019 tuvo lugar un crimen terrible en el pueblo de Manuel, a 50 kilómetros de Valencia. Ese día se cometió el asesinato de Marta Calvo.
La joven, de 25 años, había quedado con un desconocido de noche que le acabó quitando la vida. Su nombre es Jorge Ignacio Palma, y no fue hasta el 4 de diciembre que se entregó a la policía.
Ahora, en el programa de sucesos de Cuatro titulado ‘Código 10’, se analizó al detalle la carta que escribió. Se trata de un documento que estaba pensado para ser encontrado tras suicidarse, cosa que no sucedió. «Esto es un accidente», comenzaba escribiendo… lo cual era mentira.
Nacho Abad y David Alemán, presentadores del citado espacio de Cuatro, decidieron dedicar el primer episodio de 2024 a este caso. Sandra Cerro, grafóloga invitada, destaca «mucha irregularidad en las letras pero control en la verticalidad, lo que señalaba con un indicativo de tensión interna y problemas emocionales». Esto le lleva a poseer una capacidad de manipular sus propios sentimientos, algo característico de un psicópata o sociópata.
Por otro lado, José Miguel Gaona, conocido especialista en psiquiatría forense, lo describió como un “actor excelente”. Carlos Segarra, por su parte, señala que Palma intentó justificarse, antes de que descubrieran sus antecedentes.
Soy Jorge, esto es un accidente y nunca me imaginé que mi vida fuera a terminar de esta forma. La madrugada del 7 del 11 contraté el servicio de una joven escort. Me caía muy bien, y aclaro que esto no tiene nada que ver con el delito de violencia de género. Respeto y amo a las mujeres y todos los seres vivos.
Esa noche fuimos a mi casa y estuvimos unas cuantas horas de fiesta. Después, ella me dijo que llevaba dos días de fiesta y que no se sentía bien, que se tomaría una ducha y que íbamos a parar. Ya se había hecho de día y estuve de acuerdo, así que cuando llegó de la ducha nos acostamos a dormir.
La cuestión es que cuando me desperté al día siguiente me di cuenta de que había fallecido, así que, al ver la situación, me dejé llevar por el pánico y no supe qué hacer, más que querer morir junto a ella, pero temía que alguien llegara y no pudiera quitarme la vida, así que pensé en deshacerme del cuerpo de la chica, pero como no podía sacarlo yo solo de la casa sin llamar la atención, compré esa tarde una sierra para poder cortar sus extremidades.
Eso fue lo que hice y el día siguiente, en cuanto me desperté, fui y puse las bolsas en dos contenedores de Alcira y otro de Silla.
Escribo esto para narrar lo que sucedió y dejar prueba de que mi madre no tuvo nada que ver ni supo de esto tan terrible que ocurrió. Ella llegó el 8 de noviembre por la noche de Mallorca, que es donde vive. Vino porque ese día era mi cumpleaños y, aunque sí me notó preocupado, nunca supo el porqué. No la llevé a la casa de Manuel, ya que tengo otro piso en la Ollería, en la calle Isabel la Católica número 38 o 40, no me acuerdo con exactitud.
Es terrible para mí estar escribiendo estas palabras, pero el miedo de morir en prisión no me deja vivir, y aunque sí fue un accidente, temo que me tomaran por un monstruo asesino de mujeres, el cual no soy. Por eso, prefiero morir y enfrentar a la justicia divina, mas no dejo de pensar en mi madre. Ella es una mujer humilde, ojalá la hubiera hecho siempre caso. Siempre me ha querido y ha tratado de hacerme una mejor persona. Me sabe mal no poder despedirme y exponerla a tal humillación y vergüenza. Le pido a ella que me perdone. He sido ignorante y estúpido. Espero alguna vez, en otra vida, hacerle feliz. Ella es lo más hermoso que he tenido en esta vida. Siento no habérselo demostrado. Pido perdón también a la madre de la chica, fue un accidente. Fue un accidente».
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