La edad a la que más felices somos (y a la que menos)

Hay una etapa en la que apreciamos más el valor de cada momento

Ana Más

Hace unos meses ya nos referíamos a un estudio de Harvard que  ha durado ocho décadas y del que sus autores han deducido a qué edad se alcanza la máxima felicidad vital: a partir de los sesenta años. Para realizarlo, se siguió de cerca la vida de dos generaciones de individuos de las mismas familias de Estados Unidos y se hicieron miles de entrevistas y recopilar datos sobre su salud física y mental.

El estudio sugiere que las personas que asocian la felicidad con la jubilación pueden estar en lo correcto, explican desde ABC. Desde el mismo medio añaden que según los responsables del trabajo, la conciencia de llegar al final de la vida puede llevar a una mayor apreciación de cada momento y si este momento coincide con la jubilación y la independencia de los hijos, «el individuo se libera de una gran carga de responsabilidad de cara a la primera vejez, cuando todavía se goza de relativa salud para disfrutar de la vida», explican.

En el lado contrario está el trabajo de los economistas y profesores de las Universidades de Darmouth y de Warwick, David Blanchflower y Andrew Oswald, que han investigado la relación de la denominada curva de la felicidad y la edad. Una curva que según Blanchflower tiene forma de U, tal y como sugirió ya en 2008 en un informe publicado en la revista Social Science & Medicine, basado en «factores como la infelicidad, la ansiedad, la soledad, la tristeza, el estrés o dormir mal. También la pérdida de confianza y sentirse fracasado», explican desde elperiodico.com.

A esta edad somos menos felices

Según el economista, los 47 años (entre los 40 y los 50 años), serían la edad en la que las personas suelen sentirse más tristes y muestran más miedos e inquietudes. Añade además que esta etapa de la vida se caracteriza por altos niveles de estrés y preocupaciones, además de los ‘inevitables cambios físicos que trae consigo el envejecimiento’, todo ello contribuye a una menor satisfacción personal.

Los 47,2 años en los países desarrollados y a los 42,8 años en los países en desarrollo, es la edad a la que somos más infelices, algo que se conoce como crisis de la mediana edad, que coincide con «el estancamiento laboral, las metas no alcanzadas en la vida o una visión más realista del mundo que te rodea», explican desde el mismo medio, además de los problemas económicos o de salud.

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