Pero ni con tarjetas de crédito, ni con radiografías. Ahora las técnicas que llevan a cabo los delincuentes son algo más elaboradas e, incluso, sofisticadas. Desde una ganzúa, hasta un imán; todo vale para poder hacerse con el hipotético botín que les espera al otro lado de la puerta.
En los últimos años, además, estos métodos se han ido optimizando y adaptándose un poco a cada tiempo de cerradura y de puerta. Las autoridades ya han identificado dos de estas nuevas técnicas y quieren alertar a los propietarios para que estén atentos.
Los delincuentes las pegan en las casas que parecen estar deshabitadas o en las que creen que no hay nadie en su interior. En la localidad toledana ya se han encontrado varios inmuebles con los trozos de precinto.
Los ladrones de viviendas introducen una lámina especial de aluminio en el interior del bombín, de manera que cuando el propietario mete la llave para abrir la puerta, esta se queda calcada en la lámina de aluminio, lo que les permite crear un “molde” con el que obtener una copia de la llave.
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