Los investigadores trabajaron con dos grupos de ratones, en uno de ellos triplicaron la cantidad de proteínas y mantuvieron constantes las grasas y en el otro grupo solo aumentaron las grasas. La conclusión fue clara, «comprobaron que los ratones de la dieta alta en grasas y proteínas presentaban una placa llena de células muertas, respecto a los que tenían una dieta alta en solo grasas».
La presencia de muchas células muertas en el núcleo de la placa hacen que esta sea muy inestable y más propensa a romperse y a medida que fluya más sangre hacia ella, su fuerza, sobre todo ‘en el contexto de la presión arterial alta’, ejerce mucho estrés y puede favorecer los infartos.
Para entender como el alto contenido de proteína en la dieta aumentaba la complejidad de la placa, los investigadores estudiaron la proteína “después de ser diferida y descompuesta en sus bloques de construcción originales, denominados aminoácidos”
Y así descubrieron que el exceso de estos activa una «proteína en los macrófagos llamada mTOR, que obliga a la célula que crezca en su lugar a realizar sus tareas de limpieza. Ya que las señales de mTOR cierran la capacidad de las células de limpiar los desechos tóxicos de la placa, y esto desencadena una serie de eventos que termina en la muerte de los macrófagos», explican desde atresmedia.com. Especialmente en el caso de la leucina y la arginina, dos de los aminoácidos más potentes en la activación de mTOR.