La razón fue la reforma del calendario gregoriano, que realizó el Papa Gregorio XIII. Este sustituyó en 1564 a Pío V, tras la muerte de este y propuso la enmienda del calendario, cuyo objetivo era «determinar con mayor precisión la fecha de la Pascua que, según el Papa, había sido alterada bajo el Calendario juliano anterior, implementado en el 46 a. C. por Julio César», explican desde Muy Interesante.
Así creó el sistema gregoriano, vigente en la actualidad, en sustitución al juliano, evitando los años bisiestos cuando caen en las centenas excepto cuando son divisibles por 4. Una reforma que «nace de la necesidad de llevar a la práctica uno de los acuerdos del Concilio de Trento: ajustar el calendario para eliminar el desfase producido desde el primer Concilio de Nicea, celebrado en 325, en el que se había fijado el momento astral en que debía celebrarse la Pascua y, en relación con esta, las demás fiestas religiosas móviles. Lo que importaba, pues, era la regularidad del calendario litúrgico, para lo cual era preciso introducir determinadas correcciones en el civil. En el fondo, se trataba de adecuar el calendario civil al año trópico.», explican desde 20Minutos.
Pero había un problema, el calendario juliano era más largo de lo que debía ser, ya que calculaba que los años terrestres duraban 365 días y seis horas (divididos en 12 meses), e incluía un día más cada cuatro años. Como, «en realidad, esa duración extra era de 5 horas, 48 minutos y 45 segundos, implicó un desfase de casi 11 minutos por año, que sumado a los años que había regido el calendario, acumulaba casi 10 días», explican, y esto era lo que había que solucionar.
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