Según la Sociedad Española de Neurología, el 40% de las personas con párkinson sufre depresión. Es más, la depresión es un síntoma que puede aparecer años antes que los síntomas motores.
Hace unos días se anunciaba que el Hospital La Fe de Valencia lograba implantar un efectivo dispositivo cerebral para mejorar el párkinson.
El doctor Santos García explica que los síntomas de la enfermedad pueden ser «variados» : «desde el desánimo, la ansiedad, la angustia, la inquietud, la irritabilidad, la ira, volverse retraído o aislarse, fatiga y falta de energía, sentimientos de desesperanza, impotencia, inutilidad, culpabilidad y odio a sí mismo, así como la pérdida de interés por las cosas».
La depresión, además, puede tener un impacto significativo en el pronóstico del Parkinson, la calidad de vida del paciente y la evolución de la enfermedad, además de en la carga para la persona que cuida al enfermo. Se asocia también a un aumento del nivel de deterioro cognitivo y de la disminución en las funciones motoras, frente a pacientes con enfermedad de Parkinson que no padecen depresión.
El riesgo de suicidio se incrementa entre las personas con enfermedades neurológicas, sobre todo, durante la etapa próxima al diagnóstico, con los primeros síntomas. Un estado que afecta al estado de ánimo del cuidador y que puede arrastrarle.
Por este motivo, iniciar el tratamiento de los síntomas depresivos en Parkinson cuanto antes es «crucial». Su manejo pasará por el tratamiento farmacológico y otras terapias complementarias, es decir, un enfoque multidisciplinar.
La ‘DBS’ (deep brain simulation) es una terapia personalizada para cada paciente que se administra con un pequeño dispositivo, similar a un marcapasos. Se coloca debajo de la piel del pecho o el abdomen y envía señales eléctricas a través de cables muy delgados a un área específica en el cerebro. Esto sirve para mejorar los síntomas del Párkinson: el temblor esencial, la distonía primaria (movimientos involuntarios) y la epilepsia
El Hospital de La Fe de Valencia implantaba con éxito este mes de enero el primer dispositivo con un nuevo sistema de estimulación cerebral profunda, conocido como ‘DBS‘ (deep brain simulation). La primera intervención realizada duró dos horas y fue realizada por 20 profesionales sanitarios, entre especialistas, cirujanos, anestesistas y personal de enfermería.
MÁS SOBRE: