En España, el 59,1% de las mujeres tiene este tipo de piel, y resulta que invierno se agravan sus síntomas, es decir, aumenta el picor, la pérdida de hidratación, la falta de elasticidad, las rojeces, etc. Por eso mismo, sigue siendo igual de necesario prestar atención a lo que dice nuestro cuerpo, ya sea verano o invierno, porque cada estación genera diferentes señales en la piel de las personas.
Ahora que entramos en la época más fría del año, hay que tener en cuenta que no solo el tiempo que hace en la calle afecta a nuestro cuerpo. Los estudios revelan que nuestra piel necesita de 15 a 20 minutos de media para regular su temperatura, por lo que los contrastes entre el frío del exterior y el calor del interior en invierno supone una montaña rusa de estrés para la dermis.
Estos hechos causan principalmente irritación, excamación o envejecimiento prematuro, especialmente si tu piel es seca o sensible. La calefacción causa que los espacios tengan ambientes más secos, por lo que la piel suele perder su hidratación natural puesto que se rompe el equilibrio de la capa hidrolípica, que se covierte en más tirante y en menos elástica.
Para evitar que esto suceda, el principal consejo es que regules la temperatura y la humedad de las estancias de la casa o lugares que frecuentes. Se recomienda que las habitaciones estén a un máximo de 23 grados y con humedad de entre el 50 y el 70%. Además no te tienes que olvidar de ventilar los espacios durante algunos instantes a lo largo del día.
MÁS SOBRE: