Para quienes prefieren dormir boca abajo, se aconseja una almohada delgada para aliviar la presión en el cuello, contrarrestando los posibles problemas cervicales derivados de esta posición. Por otro lado, los durmientes de espalda suelen beneficiarse más de materiales como la espuma viscoelástica, que ayuda a mantener una alineación adecuada del cuello.
En el caso de los que eligen dormir de lado, la recomendación es una almohada firme con mayor profundidad, asegurando un buen soporte para la cabeza y manteniendo la distancia correcta entre la oreja y el hombro, lo que reduce las tensiones cervicales.
Además de la elección correcta de la almohada, existen otras prácticas que pueden mejorar significativamente la calidad del descanso. Por ejemplo, colocar una almohada bajo las rodillas al dormir boca arriba puede ayudar a mantener la curvatura natural de la zona lumbar, mientras que colocarla entre las rodillas al dormir de lado puede aliviar la presión en la columna, especialmente en la cadera y la zona lumbar.
Es importante considerar que adoptar buenos hábitos posturales puede prevenir problemas a largo plazo. «Inclinar demasiado la cabeza hacia atrás, dormir boca abajo o apoyar los brazos debajo de la cabeza durante la noche pueden afectar negativamente la circulación sanguínea y la salud general».