A su vez desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN) explican a Infosalus que «La crononutrición es la disciplina que consiste en respetar el ritmo natural de organismo e ingerir los alimentos cuando el cuerpo se encuentre más preparado para asimilarlos«.
Y es que hay algunos estudios que vinculan la relación entre el horario de las comidas y la predisposición a padecer ciertas enfermedades como diabetes u obesidad entre otras, «es bastante conocido el control circadiano de la función cardiovascular, de las hormonas involucradas en el metabolismo, como la insulina, el glucagón, la hormona del crecimiento y el cortisol», matizan desde 20Minutos.
Pero no hay un enfoque único, válido para todos, la crononutrición puede ofrecer pautas útiles, pero no tiene por qué funcionar para todos como explica la doctora Valero, que habla de la importancia de adaptar la dieta a las necesidades y preferencias individuales.
Parece que en todo ello tienen mucho que ver los ritmos circadianos, que siguen un ciclo de aproximadamente 24 horas y regulan la temperatura corporal, la liberación de hormonas y el ciclo de sueño y vigilia. La alimentación puede influir en ellos y a su vez estos ritmos circadianos pueden alterar la forma en la que el cuerpo procesa los alimentos. «Esta retroalimentación afecta a nuestra sensibilidad a la insulina, a la digestión, al metabolismo, al apetito y saciedad y a la regulación de las hormonas digestivas«, explican desde el mismo medio.
Además influyen en la velocidad a la que el cuerpo metaboliza y digiere los alimentos. Por la mañana el metabolismo tiende a ser más activo y esto favorece que asimilemos los nutrientes y quememos más calorías, es decir, «comer en sincronía con los ritmos naturales puede propiciar un mejor metabolismo de los alimentos», explica la experta.
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