ténicas de estudio

Ni releer, ni subrayar ni copiar el contenido: estas son las conclusiones del mayor estudio sobre aprendizaje en adolescentes realizado en España

Al 80% de ellos nunca les han enseñado cómo estudiar

Ana Más

Héctor Ruiz Martín, director del International Science Teaching Foundation y autor de varios libros sobre aprendizaje, la memoria y el cerebro, acaba de realizar una gran investigación sobre aprendizaje en España, que ha sido publicada en la revista estadounidense Cognitive Research. Principles and Implications.  Lo ha hecho junto a Marta Ferrero, vicedecana de Investigación de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Madrid, y Fernando Blanco, profesor de Psicología Social en la Universidad de Granada, han participado también en el estudio cuyas conclusiones te contamos.

Se trata de la mayor investigación realizada en nuestro país y «la más amplia realizada en el mundo específicamente sobre estudiantes de secundaria, con una muestra de 3.414 chavales» sobre qué técnicas funcionan a la hora de estudiar, algo que muy pocas veces se transmite al alumnado, al menos en España, explican desde El País.

Desde el mismo medio añaden que el estudio confirma que «los métodos que implican elaborar ―tratar de dar significado propio a lo que se aprende―, y evocar ―la práctica de recuperar de la memoria lo estudiado, como en un simulacro del futuro examen― correlacionan claramente con un buen desempeño educativo», sin embargo técnicas como releer apuntes o el libro, subrayar o copiar contenido además de intentar aprender memorizar al pie de la letra, no da mucho resultado.


Más conclusiones de este estudio sobre aprendizaje

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La mayoría de los participantes en el estudio fueron estudiantes de la ESO, de 27 centros educativos catalanes concertados, situados en entornos diferentes, desde distritos de la ciudad de Barcelona a pequeños pueblos. Seleccionándose según los autores del mismo, «una muestra altamente diversa en términos socioeconómico».

A los chavales se les pasaron dos encuestas en horas de tutoría, una sobre sus estrategias de estudio y otra sobre sus actitudes y creencias en torno al aprendizaje. Además, los centros entregaron a final de curso  las calificaciones en todas las materias de los estudiantes (preservando su identidad mediante el uso de códigos alfanuméricos), y ellos analizaron el efecto de las distintas técnicas de estudio.

A pesar de llevar al menos diez años estudiando, lo que dura primaria y ESO, el 80% de los alumnos aseguró que nunca había sido formado en métodos de estudio.

La principal conclusión fue que estrategias como  releer varias veces el mismo texto, subrayarlo o copiarlo, además de memorizar al pie de la letra, que son poco exigentes cognitivamente, y son las más extendidas entre los chavales, no correlacionaron con el desempeño.

Por el contrario, las técnicas basadas en la elaboración y la evocación, que han sido respaldadas previamente por evidencias científicas, sí correlacionaron positivamente con el desempeño. «La elaboración consiste en tratar de entender lo que se estudia, conectándolo con cosas ya sabidas, pensando ejemplos o explicándose uno a sí mismo, con sus propias palabras, los párrafos que acaba de leer«. La evocación por su parte,  consiste en rescatar de la memoria lo aprendido, de diferentes maneras que van desde que alguien le tome la lección al alumno, que se la tome él a sí mismo en voz alta o en silencio, que le explique el tema a un compañero, redactar resúmenes, hacer esquemas sin mirar la fuente y comprobando si están bien o no y el uso de tarjetas elaboradas por el estudiante que por un lado tienen una pregunta y por el otro la respuesta.

La práctica espaciada, que consiste en estudiar varias veces un tema dejando pasar cierto tiempo entre ellas, es una tercera estrategia de estudio que aunque es eficaz a la hora de aprender, no correlacionó, en cambio, con el desempeño medido con las notas, pero sí con el hecho de que los estudiantes estuvieran interesados en aprender: «Es decir, que los estudiantes con mayor motivación por aprender presentan una mayor tendencia a espaciar la práctica, a diferencia de los que ponen mayor foco en las notas», explica Ruíz.

El investigador añade que en su opinión «el problema es que la forma habitual de evaluar, de la cual derivan las notas, no permite discernir las cualidades del aprendizaje obtenido: ¿es duradero y transferible? Sabemos que la práctica masificada, que consiste en concentrar el estudio poco antes del examen, por ejemplo el día de antes (y que es lo contario de la práctica espaciada), es efectiva en el corto plazo, pero conduce a aprendizajes efímeros y poco flexibles… Por su lado, la práctica espaciada contribuye a un aprendizaje más largo plazo y más flexible. Sin embargo, la manera en que se suele evaluar el aprendizaje permite tener éxito masificando, de forma que las ventajas de la práctica espaciada no se aprecian. Las notas y el aprendizaje son cosas distintas», explica.

Y otra conclusión más del estudio, se encontró una asociación significativa entre evocar y elaborar y la confianza de los estudiantes sobre su capacidad de aprender y superar los retos académicos, además de con las creencias de control, que tienen que ver con «la confianza del estudiante en que el éxito a la hora de aprender depende de sí mismo, y no de factores externos, como que el profesor le tenga manía».

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