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La verdadera composición de las pastillas de caldo: estos son sus ingredientes

Su alto contenido en sal no las hace muy aconsejables

Ana Más
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Sopa
Es indiscutible que con la llegada de las bajas temperaturas, un caldito sienta de maravilla, pero muchas veces ni tenemos los ingredientes para hacerlo y mucho menos las ganas o el tiempo. Aunque a lo mejor escondido en un rinconcito de uno de los armarios de nuestra cocina si encontramos una cajita de pastillas de caldo que en ese momento nos va a arreglar la situación. Pero, ¿hasta qué punto son saludables estas pastillas que utilizamos incluso para enriquecer nuestros guisos?.

Para saberlo, lo primero es saber de qué están hechas, para ello bastará con mirar la lista de ingredientes, entre ellos el más abundante es la sal, seguido por «el glutamato monosódico (E621), los ribonucleótidos de sodio (E635), el almidón, el extracto de levadura, las grasas saturadas y, al final, ya empiezan a aparecer las verduras, la carne o el pescado», explican desde El Confidencial.

Y es que a pesar de que utilizándolas lograremos un caldo con mucho sabor, en poco tiempo y por unos diez céntimos, su composición no es de lo más aconsejable para una dieta sana, empezando por la alta cantidad de sal que contienen.


Más ingredientes de las pastillas de caldo

Y es que el 53% del contenido de cada pastilla de caldo es sal, esto es unos 52,9 gramos. Un valor altísimo, teniendo en cuenta que la recomendaciones de la OMS sobre el consumo de sal es no consumir más de cinco gramos al día.

Lo mismo ocurre con los caldos envasados, «los caldos del supermercado suelen llevar entre 0,7 y 0,8 gramos de sal por cada 100 ml. Los que señalan como bajos en sal, contienen unos 0,6 por 250 ml. Mejor escogerlos entonces con baja cantidad o reducidos en ella», explican desde publico.es.

Además llevan glutamato, un aditivo que potencia el sabor y estimula el apetito, «un componente que gusta y engancha, ya que es muy sabroso», explican desde El Confidencial y añaden que puede provocar dolores de cabeza, presión en las sienes y rigidez en la nuca.

Si a esto le unimos la falta de nutrientes, siempre será mucho más aconsejable preparar un caldo en casa, que además de ser más energético, nos va a aportar un cuarenta por ciento más de proteínas que el caldo de pastilla, además de hidratación y muy pocas calorías.

 

 

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