Es, con diferencia, uno de los grandes éxitos del grupo, lanzado en 2003 dentro del álbum ‘Lo que te conté mientras te hacías la dormida’ bajo la voz de Amaia Montero, quien quiso recordar al invierno y a sus frías tardes paseando por la capital española.
«Que recordarás las tardes de invierno por Madrid, las noches enteras sin dormir, la vida pasaba y yo sentía que me iba a morir de amor al verte esperando en mi portal sentado en el suelo sin pensar que puedes contar conmigo para siempre. Y no puedo evitar echarte de menos mientras das la mano a mi tiempo y te vas, yo siento que quiero verte y verte y pienso que recordarás las tardes de invierno por Madrid».
En 2006, el grupo mexicano Reik publicó su segundo álbum de estudio, ‘Secuencia’, en el que incluyeron este tema tan especial dedicado a los meses más fríos del año, en una canción en la que el sentimiento sale a relucir con sus magistrales voces.
«No siento frío cerca de ti, dentro de mí brilla el sol. Se cae el cielo y, ¿qué más da? Tenemos nuestro mundo, el día sigue siendo azul, si estamos juntos no importa nada más, que aquí jamás será invierno, invierno. Tanto ruido, tanta soledad, gente que corre sin parar, tras la puerta este universo de infinita paz».
‘El mundo y los amantes inocentes’ fue el segundo disco inédito de Pablo López, e incluyó algunos de los éxitos más reconocidos en su carrera discográfica, como ‘Tu enemigo’ o ‘Lo saben mis zapatos’, pero también fue el caparazón de esta canción, que cuenta con una letra magistral.
«El invierno nos guarda, de lo que derrochamos, de la luz descarada, de los ojos tapados, de llorar a escondidas, por lo que hemos quemado. El invierno nos guarda, del abrazo violento, de la risa forzada, de las alas al viento. No te asustes mi vida, que el invierno nos guarda. El invierno contigo, me alejó del incendio, me tapó los oídos».
Uno de los grupos más míticos de nuestra música también tiene una canción dedicada a esta estación, publicada en 2008 en el álbum ‘Memorias de un espantapájaros’.
«Es día de frío y llegas a casa, vienes de la tarde cansada de un jueves, los muebles, tu perro y millones de ojos. Están como siempre esperando tu vuelta, en la que presientes que nada ha cambiado, te espera lo mismo, el sueño ha pasado, recoges tu pelo tan libre en la tarde, quizás porque alguien nunca lo vio preso».
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