Aunque no sea la más popular, continua como referente en las búsquedas de rutinas alimenticias, pero no es de la que hablaremos hoy. Mireille Guiliano ha escrito un libro titulado ‘Las francesas no engordan’ y se ha convertido en todo un fenómeno entre las mujeres en Francia. En este, la autora habla de las prácicas alimentarias que adoptan ellas, entre las que se encuentra la de comer, al menos, un yogur cada día.
Aunque se asemeje a la famosa dieta del yogur, no es del todo igual. Esta práctica se ha convertido en un mandamiento entre la socidad femenina francesa, ya que supone una fuente de calcio y probióticos si se toma en el estado más natural posible, ya que cuenta con las materias primas de calidad y sin aditivos.
El yogur natural posee gran cantidad de proteínas que ayudan a saciar el apetito, controlando así el hambre gracias a los cuatro gramos de proteína que posee, que supone el doble que la cantidad de un yogur griego. Además, te interesará saber que su propiedad de ayudarte a perder peso no es en músculo, sino que, de hecho, lo alimenta.
Asimismo, el yogur ayuda a equilibrar las hormonas que se encargan de regular el apetito, puesto que al ingerirlo se activa la leptina, hormona que mantiene los niveles de grelina, que a su vez se encarfa de transmitir al cerebro la sensación de hambre de la que hablamos.