En declaraciones a 65ymas.com, la jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas la Moraleja, Cristina Villegas lo explica: «este elemento químico puede causar irritaciones en la piel, especialmente en personas que la tengan sensible o con condiciones preexistentes como dermatitis o eczema.»
Pero la piel no es lo único a lo que puede afectar la exposición al cloro, los dientes también pueden verse afectados. A ello se refiere en el mismo medio la odontóloga del departamento de Innovación y Calidad Clínica en Sanitas Dental, Lorena Trinidad, que explica que puede ocasionar la decoloración de los dientes y la erosión del esmalte dental y añade: «La exposición repetida lleva a la acumulación de una película de residuos clorhídricos que, si no se elimina adecuadamente, contribuye a la formación de sarro y caries».
Hay una serie de pautas que pueden ayudarnos a evitar que esto ocurra. La primero, acudir si se puede a piscinas al aire libre o bien ventiladas, así conseguiremos que la concentración de cloro en el ambiente sea menor y el contacto con piel y mucosas también. Además de ponernos crema solar antes de meternos en el agua y emplear protectores bucales, sobre todo en nadadores profesionales.
Con respecto a la protección de la piel, Villegas habla de la importancia de enjuagarnos bien después de nadar y aplicar una crema hidratante para restaurar la barrera cutánea. Y es que según explica: «estar en contacto de manera excesiva provoca sequedad, descamación y enrojecimiento, ya que elimina los aceites naturales que protegen el cutis».
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