Y es que parece un hecho probado por la ciencia que conforme crecemos, las mujeres nos parecemos más a nuestras madres. Al menos esto es lo que se desprende de un estudio realizado por el cirujano Julian Da Silva que ha sido publicado en The Mirror y en el que afirma que por mucho que muchas mujeres no quieran ser como sus madres, es inevitable parecerse a ellas.
Según el estudio, explican desde uppers.es, «las mujeres comienzan a parecerse a sus madres al cumplir los 33 años, cuando muchas ya han sido madres o tienen una vida plenamente adulta».
El mismo estudio también explica algo parecido con los hombres y sus padres, aunque en su caso esta similitud comienza algo más tarde que en las mujeres, concretamente a los 34 años. Y es que muchos de los hombres que participaron en el estudio reconocieron que empezaron a comportarse igual que sus padres después de haber tenido ellos mismos hijos. Aunque con una curiosidad con respecto a las mujeres: la calvicie y el aumento de peso sirvieron para acercar a ambas generaciones. «Al empezar a perder pelo, comenzaron a compartir patrones de comportamiento con sus padres. Ganar peso es otra de las circunstancias que parece unir a los padres con sus hijos.», explican desde el mismo medio.