El verano y las chanclas parecen inseparables, pero este calzado, a menudo considerado cómodo y fresco, puede ser perjudicial para tus pies. Al caminar, el pie realiza un movimiento natural que comienza con el talón, avanza hacia la parte media del pie y termina en la almohadilla debajo de los dedos para impulsarse.
Las chanclas alteran esta secuencia natural, obligando a los pies a flexionarse en forma de garra para mantenerlas en su lugar. Esta acción puede provocar tensión en la fascia plantar, una banda de tejido que sostiene el arco del pie, causando fascitis plantar.
El uso constante de chanclas sin sujeción adecuada puede llevar a una inflamación prolongada de la fascia plantar, lo que podría derivar en un espolón calcáneo. Este crecimiento óseo provoca dolor y molestias significativas. Además, el uso de chanclas puede contribuir a la aparición del neuroma de Morton, una inflamación de los nervios entre los dedos que genera dolor agudo en la almohadilla del pie.
Para evitar estos problemas, se recomienda usar sandalias que sujeten el talón. Este tipo de calzado permite caminar con el pie relajado, imitando la forma natural de andar descalzo. Un estudio realizado con una marca de chanclas que incorporan una tira de sujeción al talón demostró que este diseño reduce significativamente la presión y las alteraciones en la pisada.
No solo las chanclas presentan riesgos; los zuecos de plástico, como los Crocs, también pueden causar daños si no se usa la banda que sujeta el talón. Aunque son cómodos y prácticos, es vital usarlos correctamente para evitar problemas similares a los causados por las chanclas. Recuerda, elige el calzado adecuado para mantener tus pies saludables y disfrutar de un verano sin dolor.
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