Entre las propiedades que se le atribuyen a las cerezas están las depurativas y diuréticas, además de su capacidadd para bajar el colesterol y ayudar a perder peso. Las antocianinas, o antocianos, los compuestos que le dan el color rojo oscuro característico a los frutos y vegetales, tienen «grandes cualidades antioxidantes y antiinflamatorias, por lo que su valor de prevención ante las enfermedades cardiovasculares es muy elevado”, explican desde eldiario.es.
Pero este no es el único beneficio de esta fruta cuyo contenido en azúcares, calorías y grasas es muy bajo,«aportan a tu dieta apenas 48 Kcal por 100 gramos, menos incluso que una manzana o una pera, con un sabor dulce más pronunciado», explican.
Sin embargo y a pesar de todas estas cualidades, su consumo no está recomendado para todo el mundo. Hay casos en los que es mejor reducir o eliminar su consumo. La nutricionista Raquel Arranz, explica desde su blog que «contienen un compuesto llamado sorbitol, que puede causar malestar estomacal y diarrea en algunas personas si se consumen en exceso. Además, las personas con alergia al látex pueden experimentar reacciones alérgicas a las cerezas, ya que contienen proteínas similares» y añade que pueden interactuar con ciertos medicamentos, como los anticoagulantes..
A su vez desde la web atida.com añaden algunas otras contraindicaciones de esta fruta para las personas por ejemplo problemas renales, esto es debido a su riqueza en potasio. Además señalan que en la piel de las cerezas hay una proteína llamada LTP, que detecta el sistema inmunitario de algunas personas y «desencadena una serie de fuertes reacciones alérgicas. Por ello, los alérgicos deben evitar consumir esta fruta para prevenir un posible choque anafiláctico», explican y exponen algunos de los síntomas que puede desencadenar su consumo en estas personas, entre los que están hinchazón de lengua, labios, inflamación de encías o picor de garganta. «Pero el mayor inconveniente es que el proceso respiratorio puede verse comprometido», matizan.
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