Y es que según los datos de la última memoria del Instituto Nacional de Toxicología, «la sumisión química o spiking está presente en 1 de cada 3 agresiones sexuales en España», cifras que incluso pueden ser más elevadas ya que en muchas ocasiones las víctimas no saben qué les ha ocurrido o «el estado de inconsciencia no les permite denunciar inmediatamente«, explican desde nationalgeographic.com.
Centinela es capaz de detectar las drogas, pero la pulsera también tiene un objeto disuasorio, como explica Ángel Gastón, uno de sus creadores a El Mundo, «Llevándola puesta, la persona que quiera meter droga en la bebida sabrá que el otro puede comprobarlo en el momento en el que te sientas mareado y con una sensación rara….»
Su precio está entre los tres y los cinco euros y su uso es sencillo, «solo se debe depositar una pequeña cantidad de bebida sobre el test, muy similar a las pruebas de pH y esperar el resultado en dos o tres segundos», explican desde El Mundo. Si el color se queda igual, no cambia, el resultado es negativo, por el contrario, si se vuelve anaranjado oscuro, nos indicará que la bebida tiene drogas.
Hay dos modelos, sencilla y premium, y las dos detectan cocaína, MDMA, anfetaminas, morfina, heroína y LSD, pero la premium detecta alguna droga más, tiene una hebilla para quitarla y ponerla e incorpora un código QR y un sistema de geolocalización y llamada rápida al 112.
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