Hasta ahora las normas parecen claras, la la luz roja indica que hay que detenerse, la verde que podemos pasar y la amarilla, prevención. Lo que propone este grupo de investigadores es incorporar una cuarta luz, de color blanco a la que han llamado ‘fase blanca’ y que sería para los coches que no necesitan conductor, los coches autónomos.
Cuando uno de ellos llegue a un semáforo, «la luz se pondrá blanca, indicando a los conductores de vehículos convencionales que deben imitar los movimientos del coche autónomo que tienen delante. Si el coche autónomo avanza, ellos avanzan; si se detiene, ellos se detienen», explican desde La Razón.
Lo que se pretende implementando esa ‘fase blanca’ es mejorar la fluidez del tráfico, además de reducir el uso del combustible y con ello la contaminación, ya que se reducirían las paradas y arranques innecesarios y mejoraría el tráfico en las ciudades.
Hay tres posibles escenarios para implementar la ‘fase blanca’, el primero que todos los vehículos del cruce sean autónomos, entonces la luz blanca «permanecerá encendida, permitiendo que los coches pasen de manera ordenada y eficiente, gestionados por un ordenador central«.
En el segundo escenario el primer coche es autónomo y el resto convencionales y será la luz blanca la que les guie a seguir al coche autónomo y hay un tercer escenario en el que «si el primer coche es convencional, lo normal hoy en día, el sistema revertirá al uso de las tradicionales luces roja, ámbar y verde», explican.
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