El microondas es uno de los electrodomésticos más útiles en una casa. Entre los usos que más le damos están el de calentar y descongelar alimentos. Hoy nos detenemos en el de calentar, además algo muy concreto: agua, algo que si no hacemos bien puede ser peligroso. Te contamos por qué.
Las ondas magnéticas de muy alta frecuencia son las responsables de que nuestro microondas funcione, estas ondas al rebotar en las paredes del horno hacia la comida que está dentro, son absorbidas por las moléculas de agua presentes en los alimentos y transformadas en calor, explican desde okdiario.com.
Lo explica la química y divulgadora científica Deborah García a la que aluden desde 20Minutos, explica en Comer: «Cuando calentamos agua en una cacerola, el calor se transfiere por convección, de abajo a arriba. Vemos cómo las burbujas ascienden…Sin embargo, el microondas calienta por radiación, orientando las moléculas del agua en un sentido. Así que el líquido, si se dan las condiciones, puede alcanzar los 100 °C y no arrancar a hervir». Esto es lo que se conoce como sobrecalentamiento, que es calentar un líquido por encima de su temperatura de ebullición.
En el caso del agua, el recipiente que usemos y la temperatura son dos cosas muy importantes a la hora de calentarla en este electrodoméstico, dónde puede volverse inestable y terminar estallando, provocándonos quemaduras y heridas, si se daña el recipiente, explican desde 20Minutos.
Y es que al generarse gran cantidad de vapor, ante una mínima vibración, el recipiente puede salir volando. Para evitarlo es mejor escoger uno bastante usado y con algunas marcas en su superficie, «para que así las burbujas tengan donde adherirse y pueda hervir con normalidad».
Un truco es meter un cubierto de madera dentro del agua, además desde la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.) recomiendan añadir algún tipo de soluto, como café, azúcar o, incluso, una bolsita de té, para evitarlo.
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