Las canciones que escuchamos hoy día, las que copan las listas de éxito o suenan en la radio, son un sinfín de géneros fusionados. Cada vez es más complicado catalogar un tema en un solo género musical, y es que mezclar varios estilos es sinónimo de riqueza e innovación.
No obstante, lo de fusionar géneros no es nada nuevo. La música y sus protagonistas, los artistas, siempre han buscado nuevos horizontes y sonidos a través de estilos musicales ya existentes, creando con ello nuevos géneros. Por ejemplo, el pop bebe de estilos como el urbano, la música dance, el rock o incluso el R&B. Del mismo modo, el rock tiene sus raíces en el rock & roll, que a su vez es el resultado de mezclar estilos como el blues, el R&B o el country.
A la hora de hablar de géneros ‘primarios’, en la tradición de nuestro país encontramos el flamenco, un estilo musical que combina cante, baile y toque y que tiene su origen en la cultura popular andaluza. Este género también ha sufrido grandes variaciones a lo largo de la historia, siendo combinado con otros estilos musicales que llegaban a España para quedarse. Ocurrió con el pop en los 70 y 80, y en los últimos años también lo hemos visto conviviendo con los estilos más urbanos de la mano de Rosalía.
Durante los años de la dictadura el flamenco perdió popularidad. No obstante, durante la década de los 70 y 80 renació a través de canciones que fusionaban este estilo con otros llegados a España de otros países, como viene a ser el pop. Así nació el flamenco fusión, algo en lo que desempeñaron un gran papel artistas como Paco de Lucía y Camarón, pertenecientes a una generación de artistas que cambiaron el flamenco tal y como hasta entonces se concebía.
A estos les siguieron otros muchos artistas que ya comenzaron a mezclar este género con la música pop. Es el ejemplo de Ketama o Ray Heredia, pero también de otros que vinieron después como Antoñito Molina, Rosario Flores, Niña Pastori, Andy y Lucas, Alejandro Sanz, Malú o Antonio José, entre muchos otros.
En estos artistas actuales encontramos diferentes casos de vinculación al flamenco, bien por el parecido de su técnica vocal con la de los cantaores clásicos, bien por sus orígenes familiares o por su procedencia gitana.
Malú, sobrina de Paco de Lucía, se hizo su hueco en la música diferenciándose de su tradición familiar, pero haciendo gala de lo que ya hizo su tío: con la esencia flamenca, buscar su propia naturaleza. Esta se enfocó más en el pop, si bien en muchas de sus canciones y discos podemos identificar ese arraigo flamenco que son sus raíces e influencias.
Lo mismo ocurre con Alejandro Sanz. Nacido en Madrid pero con raíces gaditanas (pasó gran parte de su infancia en Alcalá de los Gazules), empapó sus trabajos de esas influencias musicales que le rodearon en la niñez.
Muchos son los artistas que hoy en día siguen explorando nuevos horizontes con el flamenco por bandera. En los últimos años Rosalía ha dado mucho de qué hablar precisamente por ello, fusionando este género tan propio de nuestro país con otros más internacionales como el pop o el trap. Ejemplo de ellos son Malamente o Pienso en tu mirá, temas que formaron parte de su álbum El mal querer.
Esto ayudó a uno de los grandes logros de la artista catalana, que es haber conseguido una proyección internacional de tal calibre con un género que, a priori, resulta ajeno fuera de nuestras fronteras. La de Con altura derribó los límites del flamenco fusionándolo con ritmos con los que otros países sí están más familiarizados: los ritmos urbanos. Rosalía no fue pionera en fusionar este estilo musical, pero sí en hacerlo como lo hizo.
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