La función principal del agua en el cuerpo es la de mantenerlo hidratado, también regula nuestra temperatura corporal y ayuda a funcionar a los riñones, transporta nutrientes y oxígeno en la sangre y permite que se eliminen toxinas que si no eliminamos nos provocan retención de líquidos, haciendo que subamos de peso y nos sintamos hinchados. Además, ayuda descomponer los alimentos para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes y ablanda las heces, lo que ayuda a evitar el estreñimiento, explican desde la web de la Clínica Mayo.
Pero, ¿es importante el momento en el que bebemos agua? ¿Es mejor durante las comidas o fuera de ellas? Hoy hablamos de ello.
Aunque durante mucho tiempo ha existido la creencia popular de que beber agua durante las comidas podría interferir en el proceso de la digestión, han sido muchos los expertos que han desmentido esta idea.
La doctora Deborah D. Proctor, miembro de la American Gastroenterological Association, en declaraciones al ‘Washington Post’, explica que «que tengas el estómago lleno de agua no interfiere en absoluto con la digestión. La acciones enzimáticas no se verían afectadas, dado que las enzimas se adhieren solo a las partículas de comida, ignorando el agua».
«El agua puede y debe tomarse durante todo día para mantener una correcta hidratación y llegar a la cantidad mínima recomendada», explican desde La Razón. Y añaden que lo importante es beberla durante todo el día y no limitar su consumo solo a la hora de la comida o a cualquier otro momento, sino durante el día entero.
Aunque algunos expertos insisten en la importancia de no excedernos en la cantidad de agua que tomamos en las comidas, ya que si se toma en exceso mientras comemos, puede generarnos malestar gástrico y «acentuar problemas digestivos como el reflujo o la gastritis».
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo recomendable es beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día. Sin embargo, se deben tener en cuenta otros factores como el sexo, la edad o el estilo de vida de cada persona.
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