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Ansioso, agresivo, inocente… Así es tu forma de ser según cómo cierras el puño

Tu manera de cerrar la mano dice mucho de ti

Elegir un pozo entre varias opciones, basarte en tu signo del zodiaco o rellenar un cuestionario sobre tus puntos fuertes son algunas de las maneras en las que puedes conocer parte de tu personalidad. No obstante, también puedes hacerlo a través de tu mano y de la forma en la que la cierras. Parece mentira a la par que surrealista que 27 huesos, 29 articulaciones y más de 100 ligamentos puedan definir nuestra forma de ser.

El conjunto de esos elementos que forman parte del cuerpo humano es lo que permite que podamos mover algo tan simple como nuestra mano y que nos permita abrirla y cerrarla. No obstante, su función va más allá. Son muchos

Así es tu forma de ser según cómo cierras el puño

Descubrir cómo es tu personalidad es sencillo, pues solo tienes que cerrar el puño de tu mano de manera natural y descubrir qué dice de ti tu mano. Existen tres formas de hacerlo y lo que varía entre sí es tu dedo pulgar.

• El pulgar está por dentro: Cuando guardamos nuestro dedo dentro de la mano quiere decir que tenemos una personalidad muy ansiosa. De hecho, este pequeño gesto lo suelen hacer aquellas personas que se encuentran ante una situación complicada que les pone nerviosos. Es una postura extraña para muchos, sin embargo, para la gente que la realiza, es de lo más natural. Asimismo, aquella persona que aprieta su propio pulgar lo hace de manera inconsciente para reafirmarse que está ahí y que no se puede escapar.
• El pulgar apoyado sobre la segunda falange: Para entender el por qué esta posición está relacionado con una personalidad desconfiada y de personas que sospechan constantemente de todo el mundo, hay que saber que se trata de la postura más idónea a la hora de usarla como arma en una pelea.
• El dedo pulgar sobre el índice: Esta última postura está relacionado con las personas con una personalidad inocente y que destacan por su amabilidad. Alguien que cierra el puño así es confiado y no espera que le vaya a pasar nada malo. De ahí su confianza y su pasotismo a la hora de pensar en protegerse.