Tras el exitoso espectáculo en el que el público no dejó de corear sus canciones más famosas, Anabel se dirigió a Madrid para reunirse con su pareja, David Rodríguez. Ambos disfrutan de una continua luna de miel, sin prestar atención a los rumores de infidelidad que rodean al fisioterapeuta cordobés con quien Anabel espera su primer hijo, previsto para nacer en noviembre.
Luciendo su prominente vientre de seis meses, Anabel evitó responder a las preguntas sobre la posible venta de Cantora, la finca de su tía, a un fondo de inversión por unos 4 millones de euros. «Yo no tengo ni idea, hija, ¿qué te voy a contestar yo? Que te estoy diciendo que no puedo responder a eso, que no tengo ni idea, mi vida. Entiendo que me lo preguntéis, pero no puedo decir nada», comentó antes de embarcarse en un vuelo hacia la capital.
El viaje no fue todo lo placentero que hubiera deseado. Quizás debido a su avanzado estado de embarazo, Anabel llegó a Madrid visiblemente afectada y confesó que se sentía «fatal con los calores». «Me he mareado en el avión y he vomitado, ahora mismo con fatiga y todo, deseando que me dé un poco el aire», expresó, claramente molesta con la prensa que la esperaba en el aeropuerto de Barajas.
En cuanto a la reunión de cumpleaños ‘en petit comité’ de su tía, Anabel aclaró: «Estaba trabajando y, bueno, teníamos que comer y estábamos en el sitio de las paellas», sugiriendo que no fue una fiesta, sino una comida sencilla donde aprovecharon para disfrutar de un arroz de marisco y celebrar el cumpleaños de Isabel con sus más cercanos, notándose la ausencia de su hijo Kiko Rivera, quien casualmente también estaba en Castellón, pero ocupado con su propio evento como DJ.
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