La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) evaluaba los ocho aromas de humo que se emplean en la industria alimentaria en el espacio mercantil de la Unión Europea, algo que han hecho a petición de la Comisión Europea. El resultado es que no se puede «descartar que estos produzcan genotoxicidad, es decir, que estas sustancias dañen el ADN«, explicaban desde epe.es.
A su vez, desde EFSA explicaban que «la genotoxicidad es la capacidad de un producto químico de dañar el material genético de las células. Los cambios o mutaciones en la información genética contenida en una célula pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer y las enfermedades heredadas. Para este tipo de toxicidad no es posible definir un nivel seguro».
A raíz de esto, la OCU pedía a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) que prohíba estos aditivos para conferir sabor ahumado a muchos alimentos ultraprocesados.
Desde la Organización de Consumidores instaban también a la Comisión Europea y los estados miembros de la UE a plantearse la implementación de medidas que eviten el riesgo ocasionado por estas sustancias, que ya habían sido analizadas en 2009 y 2012 cuando los fabricantes solicitaron las autorizaciones de venta. Ahora volvían a hacerlo para renovar este permiso y la EFSA tiene sus dudas acerca de que dichas sustancias resulten inocuas para el organismo humano.