Más siempre es más, sin embargo, cuando se trata de brillar la regla no se mantiene (excepto que hablemos de purpurina). El verano está la vuelta de la esquina y, aunque es una de las épocas más deseadas para muchos ya que es sinónimo de vacaciones, para otros se convierte en un verdadero infierno. La etapa estival nos hace tener nuestra piel más expuesta al sol y, en ocasiones, eso desencadena problemas con el sudor y nos hace sentirnos incómodos con nosotros mismos.
Según un estudio realizado en el Instituto Médico Láser (IML), entre el 3 y el 5% de la población sufre una sudoración excesiva o hiperhidrosis. Un trastorno que se da cuando nuestro cuerpo provoca sudor en exceso, afectando habitualmente en las manos, axilas o pies. Las personas que sufren hiperhidrosis inconscientemente sufren una disminución en su calidad de vida pues, como explica la Dra. Ana Babentsova, especialista de IML. «se trata de un problema que puede generar estrés y ansiedad».
Además de un complejo a nivel estético, la hiperhidrosis en su máximo apogeo también puede provocar hongos, irritación, descamación y pigmentación de la piel. Es por ello que las personas que lo sufren suelen buscar alternativas para acabar con este trastorno.
La piel grasa también se acentúa más cuando llega la temporada de verano y es importante tomar precauciones, tanto a la hora de limpiarla como a la hora de desmaquillarla. «Es importante controlar la gras del rostro para evitar el exceso de brillos y mantener una piel saludable», apunta a la Dra. Babentsova.
Así pues, para combatir el exceso de brillo se recomienda utilizar limpiadores suaves como el agua micelar y elegir cremas hidratantes sin aceites y con ingredientes seborreguladores.
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