Los hijos crecen muy rápido y llega un momento en la vida de padres y madres en los que hay que parar y preguntarse cuándo es el mejor momento para hablar de sexualidad con los niños. Este tema siempre ha sido tratado como tabú, con algo de vergüenza e incomodidad, pero los expertos explican que esto es precisamente lo que se debe evitar.
Para empezar, todos coinciden en que hay que poner fin a ese concepto de ‘la gran charla’ y abordar el tema de la sexualidad a la edad en la que creemos conveniente y, sobre todo, no tener una sola conversación, sino tratarlo con normalidad a lo largo del tiempo.
Aunque se trata de una charla que dependerá de la edad de cada menor y de sus circunstancias personales, hay una serie de pautas básicas que se deberían aplicar siempre que los padres y madres se sienten a hablar de sexualidad con sus hijos:
Partiendo de estas bases, aquí va una guía basada en consejos de expertos para poder hablar de sexualidad con los niños según su edad:
«La mayoría de las veces, mientras son peques, es suficiente con contestar correctamente y con naturalidad a las preguntas que les surjan», indican desde el portal sobre salud femenina Bebloomers. Sin embargo, hay edades (como esta) en las que los pequeños son más curiosos, por lo que es esencial responder a todas sus preguntas.
Según los expertos, es en torno a los dos años cuando ya empiezan a descubrir sus genitales y alrededor de los 5 cuando empiezan a diferenciarse entre ellos. Como ayuda para abordar esta charla, los expertos proponen servirse de ayuda con un libro especializado ilustrado.
Desde We-Vibe, uno de los principales fabricantes de juguetes eróticos del mundo, recomiendan a los padres emplear un lenguaje «apropiado» para la edad del hijo y apuntan una buena técnica para que la conversación no sea forzada: aprovechar cualquier momento del día a día para hablar del cuerpo.
Y aunque aconsejan emplear los términos y nombres reales de las partes del cuerpo, también especifican que con niños de 8 años hay que usar un lenguaje sencillo, sin tecnicismos ni palabras complejas; ya que esto puede confundirle. Abandona las ‘semillitas’ y las ‘cigüeñas’ y preséntales a los óvulos y los espermatozoides.
A esta edad, los niños ya empiezan a conocer algunos conceptos, más vagos o más concretos, de lo que es la sexualidad y, sobre todo, de cómo es su cuerpo. Por lo que es el momento perfecto para abordar conciencia sobre la educación afectivo-sexual.
Además, los especialistas insisten en la necesidad de tratar el tema del consentimiento y la intimidad desde el principio y, sobre todo, responder a las preguntas que tengan los pequeños con total »sinceridad».
Otro tema a tratar es el del ‘porno’. Según la educadora social y activista por la igualdad de género Marina Marroquí, los niños empiezan a consumir pornografía entre los 8 años, cuando empiezan a tener sus primeros contactos, y los 12, momento en el que ya se empieza a ver de forma más frecuente. hablar de pornografía.
En su libro Eso no es sexo, la educadora hace hincapié en el riesgo de que los hijos construyan su idea del deseo, el sexo y la sexualidad en base a esta industria que normaliza la violencia contra la mujer. Cabe destacar que es en torno a esta edad cuando empiezan a desarrollar la empatía, por lo que es crucial hablar con ellos de pornografía y, por supuesto, del consentimiento.
Una de las mejores formas de abordar el tema de los cambios en la pubertad es compartir la experiencia propia de cada uno y que tengan información tanto de hombres como de mujeres. Y, de nuevo, los expertos recomiendan dosificar este tema en diferentes charlas, no solo en una.
A esta edad llega el momento de insistir en el consentimiento en el sexo, de advertir sobre la pornografía, explicar las Infecciones de transmisión sexual (ITS) y ahondar en la protección en las relaciones sexuales y los anticonceptivos.
Aquí es imprescindible insistir en la importancia de la intimidad, prácticas sexuales seguras, la masturbación femenina y masculina y, sobre todo, animarles a hacer preguntas y a que se informen.
Si no has sacado antes el tema de las identidades de género y las orientaciones sexuales, es el momento. «Puedes explicar que las personas pueden sentirse atraídas por personas del mismo sexo, del sexo opuesto, de ambos sexos, o no sentir atracción sexual alguna, y que todas estas orientaciones e identidades sexuales son normales y deben respetarse», sugiere Lombardía.
Por último, da un consejo final, quizá el más importante: «Lo importante es crear un ambiente en el que se sientan cómodos hablando contigo. Si abordas este tema con franqueza y amabilidad, puedes ayudar a desarrollar una imagen corporal positiva y establecer una base sólida para adoptar actitudes sanas sobre el sexo y la sexualidad».
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