Todo nace de la misma campaña publicitaria con la que Cliff Arnal determinó el tercer lunes de enero como el día más triste del año. De igual manera, había que darle su día oficial a la felicidad, y tras una investigación liderada por el propio Arnal se estableció el 20 de junio como el día más feliz del año.
Hay varios factores que sitúan en la tercera semana de junio varios factores psicológicos y climáticos que influirían en el carácter de las personas. Comienza el buen tiempo, y está demostrado que las temperaturas cálidas afectan al humor de las personas. Los rayos de sol hacen que nuestro cuerpo genere cortisol, serotonina y melatonina, lo que tiene una consecuencia en nuestro estado de ánimo. También influye el hecho de que los días sean más largos, algo en lo que el horario de verano se anota un tanto.
Ya nos lo representó muy bien la película Del Revés, de Disney Pixar, en la cual cada personaje representaba una emoción. Tristeza era de color azul, mientras que Alegría era color amarillo. Que esto coincida con el Blue Monday y el Yellow Day no es casualidad, pues a lo largo de los años hemos asociado los colores a sentimientos y emociones.
El color amarillo es el color de la energía (qué mayor ejemplo que el Sol, nuestra mayor fuente de energía, que es color amarillo). De hecho, algunos psicólogos expertos en este terreno recomiendan a sus pacientes llevar prendas de ropa coloridas para trabajar su optimismo y mejorar su estado de ánimo.
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