No hace mucho que empezamos a dejar de viajar solos, con conocidos o pagar a un conductor o conductora para que nos lleve a nuestro destino para empezar a usar aplicaciones como ‘BlaBlaCar’ para hacer trayectos en coche con desconocidos y de forma más económica.
Recientemente, se ha puesto de moda especialmente entre los jóvenes viajeros el denominado ‘couchsurfing’; una red social de alojamiento compartido para viajeros del mundo que buscan u ofrecen hospedaje en su casa.
Ahora ha surgido otra tendencia muy vinculada a la idea de compartir, por ejemplo, una vivienda. No es ficción, ya que el Gobierno recoge en su Plan Estatal de Vivienda 2022-2025 un plan de ayudas para este tipo de residencias que parece estar en auge. Te contamos qué son y el motivo de su popularidad.
Las llamadas viviendas colaborativas, o ‘cohousing’ en inglés, es una modalidad de gestión inmobiliaria horizontal que se ha popularizado en Estados Unidos y algunos países nórdicos, como señalan desde Iberdrola. Son inmuebles que ni se alquilan, ni se compran.
Se trata de un modelo en el que se comparten espacios como la cocina o áreas de descanso entre los habitantes, aunque cada uno dispone de su espacio o vivienda privada. Es decir, que comparten algunas zonas o servicios, como el jardín, el gimnasio o la lavandería.
Se trata de vivir en comunidad y se comparte el uso de otros servicios como la limpieza, la jardinería o el cuidado de los niños. En definitiva, entre los beneficios de las viviendas colaborativas se encuentran: fomento de la convivencia, uso responsable de recursos y menor gasto energético.
Pero, sobre todo, sirve para facilitar el contacto social entre poblaciones de diferentes generaciones; los jóvenes y los mayores. Aunque por un lado se considera que esta convivencia puede resultar algo infructuosa, los hay quienes opinan que es una oportunidad de conexión.
También facilita el acceso a una vivienda digna para las personas con recursos limitados, dependientes. Pero, ¿no son estas viviendas colaborativas muy similares al ‘coliving’? Desde Newtral señalan una diferencia importante; que en el ‘cohousing’ solo se comparten zonas comunes, mientras que en el otro modelo también lo hacen con otros espacios como el comedor o la cocina.
Tal y como desvelan desde el propio medio, las viviendas colaborativas ya existían en España, no es una modalidad novedosa. Pero la mayor parte de estas residencias compartidas las ejercían las personas mayores con el fin de poder evitar ese gran problema social que les acecha: la soledad.
¿Y cómo de populares son estas residencias en nuestro país? Desde eldiario.es han identificado ya varias de estas comunidades sostenibles y solidarias repartidas por España: 40 en Cataluña, alrededor de 7 en Madrid y 5 en Valencia, Palma, Bilbao, Zaragoza, Pamplona y Sevilla.
«La gente está desesperada con el tema de la vivienda; aspiraba a comprar después de años de alquiler, pero ve que ya no puede y está abierta a escuchar otros modelos”, explica al medio Jose Tellez, de Sostrecivic, la organización que lleva dos décadas promoviendo este tipo de viviendas.
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