La piel es muy sensible a ingredientes como el alcohol, el perfume… Es bueno, para cuidar la piel, utilizar productos hipoalergénicos, es decir aquellos que no contienen este tipo de ingredientes.
Con el fin de reducir la sensibilidad de la piel, se debe hidratar con productos naturales y sin la adición de productos químicos.
Además de la temperatura del agua y la duración de la ducha, el gel que usemos es uno de los detalles más importantes. Lo ideal es que se trate de un gel nutritivo, suave para la piel e hidratante. Debes tener en cuenta que si cuando sales de la ducha tu piel absorbe grandes cantidades de crema hidratante, la razón puede estar precisamente en que el gel que usas no sea el adecuado.
Y mucho más si tu piel es seca. En ese caso debes optar por geles de textura cremosa, que suelen ser más delicados y no contienen ingredientes que resecan la piel. Y si además contienen vitaminas A y E tendrás un plus de hidratación.
Si por el contrario tienes tendencia a tener la piel grasa, lo mejor es que elegir un gel con textura ligera, que exfolie ligeramente tu piel y elimine las células muertas. La menta es un ingrediente que además de aportar frescor revitaliza la piel. También la lavanda, que puede ayudarte a equilibrar los niveles hormonales, además de relajarte.
Por último si tu piel es sensible debes evitar los geles muy perfumados y utilizar mejor fórmulas líquidas, suaves y con pH neutro. Los que lleven extracto de aguacate te irán muy bien por su contenido en antioxidantes y vitaminas. También puedes escoger uno con aceites hidratantes como el de almendras.
En general debemos escoger aquellos que respeten la barrera natural de la piel, estos son los que contengan tensioactivos suaves, que limpien, generen espuma y arrastren la suciedad.