¿Acaso es necesario que una historia que ha sido romántica y llena de momentos de felicidad termine enturbiándose? Debemos asumir que el amor, a veces, se acaba y afrontarlo de la forma más adulta y racional posible.
Hay muchas las razones por las que una pareja se rompe: quizás la más manida es la infidelidad. Pero, normalmente se llega a ella por la pérdida de interés sobre el otro, el desenamoramiento, la falta de comunicación… Antes de llegar a que la situación sea insostenible, es sentarte, hablar y acordar mutuamente que lo que más conviene es continuar caminos separados.
Romper con la persona que ha sido tu pareja siempre es un mal trago, aunque llega un momento en el que puede ser necesario, sobre todo si notas que vuestra relación ya no os hace felices. Evidentemente, siempre será mucho más fácil conseguir una ruptura amistosa cuando el noviazgo o el matrimonio ha sido sano, es decir, sincero y sentado sobre unas bases de respeto mutuo. Será muy difícil – por no decir imposible – compartir una ruptura sana con alguien con el que la relación ha sido un tormento.
La sinceridad y el diálogo son los ingredientes básicos, junto con la confianza, para que una relación funcione. Pero también para que su final sea lo más amable posible. Lo mejor es que expliques a la que ha sido tu pareja qué te ha llevado a pensar que estaríais mejor continuando vuestra andadura por separado y, si lo necesitáis, analizar qué ha fallado en lo vuestro. De nada sirve esconder tus verdaderos sentimientos bajo mentiras que, finalmente se acabarán descubriendo y dolerán más que la propia verdad.
De nuevo uno de los pilares para una buena relación de pareja aparece como básico para conseguir una ruptura amistosa. ¿Acaso terminarías de buen rollo con alguien que te insulta o critica? ¿O que tira por tierra todos los esfuerzos que has hecho durante el tiempo que habéis estado juntos? Seguramente, no.
Terminar odiando a una persona que en su momento fue el amor de tu vida es verdaderamente triste. Si tenéis la capacidad para poder hablar desde el corazón, recordar todo lo buenos que os unió y cuántas cosas os habéis aportado el uno al otro durante ese tiempo puede ser un buen paso para conseguir una ruptura amistosa.
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