El público que acudió a ver al ex vocalista de El último de la Fila logró lo que nadie se esperaba: que la cantante donostiarra volviera a pisar un escenario.
Fue en el momento en que el músico animó a su público a cantar ‘Pájaros de barro’, uno de sus temas más icónicos de su repertorio, cuando decidió acercarse a una de sus seguidoras más incondicionales, Amaia Montero para invitarla a cantar con él el estribillo de la canción.
Amaia Montero, sobrepasada por la situación, recogió el guante y el resto ya es historia. El vídeo de su reaparición se ha hecho viral:
La amistad entre ambos artistas es de sobra conocida. Merece la pena recordar las maravillosas palabras que hace varios meses intercambiaron en redes….
«Te respeto, te admiro pero por encima de todo te quiero…ayer cuando colgamos me hiciste llorar (pero por primera vez en estos días tan duros )…de felicidad!!!Gracias por ser un amigo en mayúsculas❤️ .
A AMAIA MONTERO Y A LOS PERFECTOS DE ESTE MUNDO.
Te conozco desde hace bastantes años, Amaia. Nos hemos encontrado en muchas fiestas de radio, entregas de premios… y siempre nos hemos saludado, siempre has tenido una palabra cariñosa para mí. Sabemos que la vida es una montaña rusa y hoy quiero enviarte un abrazo sincero, leal a esa amistad en la distancia pero profunda que siento por ti. Un abrazo cósmico.
Ahora que está tan de moda el Me Too, a mí me ha pasado de todo. He subido con alguna copa de más a un escenario, he patinado con un playback que no entraba en pleno directo de televisión, me he olvidado la letra de una canción bastantes veces, en multitud de ocasiones he salido a escena con ropas tan desacertadas como para morirse de risa y hasta me he colado en un agujero escenario abajo. ¿Qué sucede? ¿Que una pifia, un error, una metedura de pata pesan más que tantas y tantas noches de entrega, de buenos conciertos? Pues claro que no. Y como dice la Biblia, el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra.
Como tú, como todos los que a veces nos pueden criticar, soy humano. Pero sabes, precisamente por eso hay que perdonarse. Si te soy sincero, tampoco me he sentido mal porque sé que todos y cada uno de los que están frente a nosotros en cualquier evento, de vez en cuando también fallan. Es nuestra condición. Y poco más. Ayer hablé contigo y al colgar el teléfono pensé en los años que llevas en el oficio de la música y en la cantidad de veces que habrás subido a un escenario y habrás dado felicidad al público junto a tus compañeros músicos. Eso, tu entrega de tantas noches a tanta gente es tu salvoconducto para ser respetada, como debería serlo todo el mundo.
Un montón de besos y un ramo de flores, Amaia.
Manolo García.»
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