Y es que muchas veces cogemos más papel del que necesitamos. Uno de los trucos más conocidos para evitarlo es el ideado por una madre australiana que lo publicó en el grupo de Facebook Mums who budget & save, y consiste en aplastar el rollo antes de ponerlo. Con esto nos será más complicado girar el rollo y no utilizaremos más papel del necesario.
Pero no es el único. Otro empieza en el momento de la compra, y es que muchos hogares optan por comprar el papel higiénico de marca blanca y en grandes cantidades, ya que suele ser más económico y en algunos casos incluso lo sustituyen por toallas reutilizables que luego lavan.
Si tienes niños sabrás que para ellos es complicado eso de dosificar, por eso te recomendamos cortar pequeñas cantidades para que se vayan usando durante el día, explicándoles que deben utilizar un pliego cada vez.
Y terminemos con algo de historia hablando del origen de este producto que hoy nos resulta tan familiar. Su inventor fue el estadounidense Joseph Gayetty en 1857. Gayetty sufría de hemorroides y el papel de periódico que muchos empleaban para estos menesteres le causaba dolor. Esta fue la razón por la que él mismo creó algo a lo que llamó papel medicado Gayetty. Un papel de tacto suave que contenía una capa fina de medicamento que evitaba las incómodas rozaduras. Sin embargo, el invento no tuvo ningún éxito.
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