Sin embargo ahora en declaraciones a El Español, el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martínez-González, que además es un importante especialista en dieta mediterránea, explica en su libro, ‘¿Qué comes? Ciencia y conciencia para resistir’ : «Solemos pelar las patatas y, al hacerlo, eliminamos la mayor parte de la vitamina C que contienen, junto con la fibra y otros nutrientes».
El experto da tres razones principales para no consumirlas, el primero de ellos, que solemos pensar en ella como una verdura y no es una verdura, sino un tubérculo y por ello desde el punto de vista nutricional no se parece en nada a las primeras. «De hecho, las patatas ahora han sido desplazadas al grupo de los hidratos de carbono, como el pan o la pasta, con quienes tiene más aspectos en común», explica. Y más si las pelamos ya que les estamos quitando gran parte de nutrientes.
Pero este no es el único motivo al que alude para no consumirlas, el experto añade otros dos: su alto índice glucémico y que no quitan el hambre. Respecto al índice glucémico, cuenta que es rica en almidones y baja en fibra y esto es negativo para la glucosa en sangre. «El almidón es uno de los hidratos de carbono más frecuentes en la dieta, pero según empezamos a consumirlo se va degradando rápidamente hasta que llegan a nuestra sangre azúcares simples.». Y es que la falta de fibra hace que los azúcares pasen rápidamente a la sangre y en consecuencia, «el páncreas debe producir una cantidad proporcional de insulina en poco tiempo. Esto quiere decir que las patatas tienen un alto índice glucémico y pueden aumentar el riesgo de diabetes».
Por último el experto argumenta que no es nada saciante, algo que está precisamente relacionado con su alto índice glucémico, que hace que «generan sensación de hambre poco tiempo después de haberlos comido, justo cuando el pico de glucosa en sangre cae en picado». Además de tener pocas proteínas que es un nutriente que por si solo es saciante.