La clave para tener un cuidado constante de este tipo de pelo sin gastar mucho dinero, sin tener que lavarlo todos los días y sin tener que someterlo a tratamientos intensivos radica en la combinación de productos y técnicas que equilibran la producción de sebo sin eliminar los aceites esenciales para el cuero cabelludo.
Los expertos, en primer lugar recomiendan usar champús suaves y específicos para cabellos grasos, combinándolo con suaves masajes para estimular la circulación sanguínea y distribuir uniformemente el producto y sin apretar demasiado para no romper el pelo.
El siguiente paso sería incorporar un acondicionador ligero, pero usándolo solamente en las puntas, para evitar exceso de humedad y aceites en las raíces, lo cual provocaría un exceso de sebo. Es muy importante la selección de productos, que sean sin ingredientes pesados que puedan contribuir a que se acrecente el problema.
La gran pregunta viene ahora. ¿Cada cuanto tiempo me lo debo lavar si no quiero estropearlo? Lo ideal es que sea cada dos o tres días. Al principio quizá resulte difícil o incómodo si estás acostumbrada a lavarlo diariamente, pero es cuestión de acostumbrar al pelo. En un tiempo notarás cambios y verás que no necesitas limpiarlo todos los días.