Este producto tradicionalmente indispensable, con su origen en los Estados Unidos en 1850 de la mano del ingenioso Joseph C. Gayetti, ha sido el salvador en momentos difíciles, como la pandemia de coronavirus, donde el temor a quedarnos sin papel higiénico hizo desaparecer este bien preciado de los estantes de los supermercados cada día.
Sin embargo, detrás de la fachada de comodidad, el papel higiénico enfrenta algunas críticas ecológicas que preocupan a los más fieles defensores del medio ambiente. Los expertos han puesto de manifiesto el impacto negativo que tiene esto en nuestras vidas, especialmente en su versión más suave, que requiere más fibra nueva y resulta en un mayor costo.
Además, un estudio de la Universidad de Florida ha revelado sorprendentes hallazgos sobre el papel higiénico. Resulta que podría ser una fuente de sustancias químicas potencialmente peligrosas para la salud, lo que ha impulsado aún más la búsqueda de opciones más seguras y respetuosas con el medio ambiente.
En este contexto, surgen otras alternativas que buscan cambiar la forma en que abordamos nuestra higiene personal. Los bidets tradicionales y eléctricos, con su enfoque en el agua y el jabón, han demostrado ser una opción prometedora. Además, el papel higiénico reutilizable, hecho de algodón y lavable para su reutilización, se presenta como una opción sostenible y práctica para quienes buscan reducir su impacto ambiental.
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