Si hablas mucho por teléfono estás realizando posturas repetitivas cada vez que bajas la cabeza para mirarlo. Un gesto que parece inofensivo pero que sin embargo está provocando que cada vez se produzca de manera prematura el descolgamiento de cuello y papada.
El envejecimiento digital del cuello, conocido ya como el síndrome del ‘tech neck‘, se ha agravado a raíz de la pandemia por el aumento de horas frente a dispositivos electrónicos.
Sabías que…
El doble mentón desdibuja el contorno del rostro y nos envejece. Pero al margen de su incidencia estética, la papada condiciona nuestro bienestar físico y emocional ya que es el resultado de una acumulación excesiva de grasa en la parte inferior del mentón que se extiende hacia el cuello.
La doctora Mar Mira, explica a ABC cada vez hay pacientes más jóvenes con un cuello envejecido de forma prematura.
«Síntomas muy característicos de edades más avanzadas (descolgamiento del reborde mandibular y de la piel del cuello, pliegues o líneas platismales muy marcadas, papada con componente de flacidez notable o cuello de pavo) que, hasta hace poco, solo encontrábamos en personas a partir de los 50, pero que hoy presenta un creciente número de pacientes a los 30 e, incluso, a los veintitantos», afirma.
En el envejecimiento de la piel influye por supuesto la genética pero además es decisivo el exposoma, o lo que es lo mismo los factores ambientales y de exposición a los que estamos sometidos desde que nacemos: el estrés, la alimentación, la contaminación, la actividad física, el tabaco, los cosméticos.
La doctora Mira explica que «la piel del cuello tiene unas características diferentes a las de la cara. Su capacidad defensiva ante el envejecimiento es menor, partiendo simplemente del hecho de que su piel es más fina y con menos colágeno y elastina y, siguiendo, porque posee menos glándulas sebáceas, por lo que tiene mayor tendencia a la deshidratación.»
Además de que “cuenta con menor soporte muscular que el rostro pero que, a la vez, la acción de la gravedad le afecta en mayor medida y de forma más directa, resulta evidente por qué la tendencia a la laxitud es bastante pronunciada en esta zona que, hoy en día, cuenta con el añadido de un ‘castigo’ adicional como es doblarlo reiteradamente por el uso de los dispositivos electrónicos».
El primer paso es la hidratación de la piel a diario. La doctora Beatriz Valero afirma que «una piel hidratada que confiera a la dermis la cantidad de agua precisa, permite que actúe como barrera frente a las agresiones, mejora el aspecto de la misma, además de prevenir la aparición de eccemas y marcas.”
Además hay que usar un protector solar de amplio espectro para proteger el cuello de la luz azul que emiten los dispositivos electrónicos ya que se ha demostrado aumenta los radicales libres y, por lo tanto, acelera el envejecimiento cutáneo
La medicina estética también ofrece distintas alternativas para mejorar este problema.
La doctora Beatriz Valero aconseja «tratamientos para estimular la dermis e incrementar la síntesis de colágeno, como la mesoterapia, el microneedling y el plasma rico en plaquetas que permiten administrar distintos principios activos como vitaminas, oligoelementos, ácido hialurónico, factores de crecimiento”
Una de los tratamientos más rápidos es la carboxiterapia, que es la inyección subcutánea de CO2 para tratar la flacidez con un efecto rápido y visible a las pocas sesiones.
Desde el centro estético Germaine Capuccini Goya (Madrid) proponen la radiofrecuencia facial Indiba, que tiene un efecto lifting sin cirugía en una sola sesión. El calor activa la producción de colágeno lo que consigue un efecto tensor inmediato.
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